
El desarrollo del primer tiempo
Independiente salió con decisión en el comienzo y generó la primera clara a los 9 minutos, cuando Cabral encaró y remató al arco, pero Castellón respondió enviando la pelota al córner. Sin embargo, a los 11’, un error defensivo del Rojo habilitó a Lucas Di Yorio, quien desbordó y asistió a Lucas Assadi para que la Universidad de Chile se pusiera en ventaja 1-0.
La reacción del local fue rápida. A los 13’, un centro de Cabral encontró a Ávalos, pero su cabezazo fue contenido por Castellón. Y a los 27’, Zabala lanzó largo para Ávalos, que de pecho la bajó para Montiel, y este definió con potencia para establecer el 1-1.
El equipo chileno volvió a amenazar a los 31’, aunque Rey apareció con una tapada decisiva ante Di Yorio (jugada que luego hubiera sido anulada por el VAR por posición adelantada). Antes del descanso, a los 44’, Cabral malogró un remate desde afuera del área, y a los 46’, tras un pivoteo de Ávalos, volvió a quedar de frente al arco pero su disparo salió desviado.
El Rojo fue más, aunque abusó de centros, mientras que la U apostó al contragolpe: la primera le salió bien, pero luego quedó reiteradas veces en offside.
El segundo tiempo y los incidentes
El complemento prácticamente no pudo jugarse. A los 2 minutos, el árbitro uruguayo Gustavo Tejera detuvo las acciones debido a los serios disturbios en la tribuna sur alta, donde estaban ubicados los hinchas de la Universidad de Chile.
Ya en el primer tiempo se habían registrado agresiones desde ese sector, con proyectiles arrojados hacia la sur baja donde se encontraban los simpatizantes de Independiente. Varios de ellos resultaron heridos y debieron buscar refugio.
En el segundo tiempo, el escenario se tornó incontrolable: más lanzamientos de objetos, enfrentamientos y un clima de violencia que terminó por desbordar. Tras varios minutos de interrupción y sin garantías de seguridad, el encuentro fue suspendido definitivamente.
Un cierre vergonzoso para la Copa
Lo que debía ser una noche de fútbol y definición en Avellaneda terminó opacado por la violencia. El partido quedó inconcluso y ahora será la CONMEBOL la que deberá definir cómo continuará la serie de octavos de final.
Independiente y Universidad de Chile habían igualado 1-1 en el marcador, pero el resultado deportivo quedó en un segundo plano. La imagen final fue la de corridas, heridos y descontrol en las tribunas.
En Avellaneda se vivió una jornada amarga, que será recordada no por el juego, sino por la barbarie que sucedió en la tribuna sur alta, donde la violencia desplazó al fútbol.